miércoles, 23 de mayo de 2012

La revolución de la tiza


(Editorial programa "Ceuta en la Onda" del miércoles 23 de mayo de 2012)

La de ayer fue, se quiera o no, una jornada histórica. Independientemente de los datos de participación inherentes a toda huelga o manifestación –los convocantes siempre dirán que había más gente que en las listas del paro y el Gobierno que menos que en el cumpleaños de Robinson Crusoe- lo que si está claro es que una convocatoria unánime de todos los sectores educativos demuestra que el personal de la tiza anda más quemado que la pipa de un cherokee.
Hombre, es cierto que tienen más vacaciones que el resto de la gente, lo cual en una sociedad como la española no deja de generar una cierta envidia. También es cierto que las facultades de Magisterio están abiertas para todo el mundo y que, hasta la fecha, la educación es libre y universal.
No es menos cierto que a las universidades españolas hay que darles una vueltecita. La lógica no deja hueco para ocho universidades públicas –una por provincia- y dos privadas en Andalucía, por ejemplo, y, aunque sea políticamente incorrecto, aquello de impedir que tengamos universitarios de profesión parece una buena idea. Dicho lo cual: en España, con las universidades ha pasado como con los aeropuertos. Si la provincia de al lado lo tenía, yo también. Y en las universidades, por muy bajo que sea el nivel, algo de talento saldrá. De montar un aeropuerto con menos papeles que un conejo de campo, por ejemplo, para que los castellonenses paseen, igual no.
Qué en el gremio del profesorado hay mucho inútil, mucho escaqueado y muchas cosas que corregir: por supuesto. Que en el gremio del profesorado hay que revisar ciertos gastos: por supuesto. Ocurre con los profesores como con todas las profesiones ¿O usted se cree que a mi me caen bien todos los periodistas?
Pero creo que no sobran aulas; sobra el Senado. No sobran tizas; sobran diputaciones provinciales. No tenemos exceso de maestros; igual si de parlamentarios autonómicos o concejales. Que la Educación debe someterse a examen, y que los profesionales de la enseñanza hacer un esfuerzo, como todos: por descontado. Por ese respeto a la enseñanza, quizá sería más recomendable que nunca un pacto de Estado, con un sistema educativo único para todo el país, con las competencias centralizadas y con una generación –desde el parvulario hasta la integración en el mercado laboral- bajo el auspicio de esa ley. No vamos a ser menos gallegos, ceutíes o catalanes porque nuestros hijos estudien las ecuaciones de primer grado al mismo tiempo que otros chicos de su edad en otros lugares del país. Y que aquello que sobre, también en el ámbito educativo, que se elimine; como la politización si es que existiese. Pero claro: siempre será más fácil tener un argumento de debate que tener resuelto el problema de las aulas. A lo que iba: corrijamos donde se falle, pero no criminalicemos a la enseñanza; no permitamos que estudiar en una universidad vuelva a ser privilegio al alcance de muy pocos. Ya lo dijo alguien: si la educación les parece cara, prueben con la ignorancia.

1 comentario:

  1. Amigo Juanjo, yo estoy de acuerdo contigo. Tenemos que defender a nuestros docentes porque la ignorancia, además de atrevida, es peligrosa. El conocimiento debe ser universal y su enseñanza gratuita y no, el privilegio de unos pocos o sea de los de siempre.

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