lunes, 27 de mayo de 2013

La hora de la normalidad

José Mourinho se va llevándose razón en algunas cosas y dejando mil demonios. La presencia del técnico de Setúbal en el banquillo de Concha Espina ha sido positiva si medimos que en las dos primeras hubo título, que el Madrid ha vuelto a competir hasta el final y que el trauma que suponía jugar contra el Barça ha pasado a mejor vida. Lo peor es la relación calidad/precio: una Liga, una Copa y una Supercopa son poco rédito para tanto gasto en fichajes, para haber dinamitado un vestuario. De la imagen del club no hablo. El señorío, el convertir en religión las historias que cuentan los abueletes a pie de obra, es cuestión del palco. No de un tipo al que se le contrata para que gane y recorte diferencias con el Barça.
Ahora parece que llegarán Jupp Heynckes o Carlo Ancelotti. El italiano parece estar en línea de salida; es amigo del presidente blanco y tiene cierta experiencia domando "starlettes". Otra cosa es que, como me temo también ha ocurrido en el caso del portugués, estas estrellas no tengan el menor reparo en tirar de teléfono para desestabilizar el vestuario desde la zona de moquetas. Lo del alemán es una maniobra desesperada: volverle a traer, cuando aún recordamos el enorme vacío que el club hizo a su entrenador esperando a Camacho y el desprecio con el que le pagaron traer la Copa de Europa al Bernabéu 32 años después. Dificilmente, el técnico alemán querrá regresar, sabiendo que con el gol de Robben ponía el mejor epílogo posible a una carrera tan respetable como dilatada.
Llega, pues, la hora de la normalidad. El Madrid debe desprenderse, si o si, de eternas promesas que no acaban de explotar-lease Benzema-, de viejas glorias en busca del mejor retiro y deshacer camarillas. Y dar sangre fresca, de abajo, a un equipo que tiene una urgencia histórica mayor que La Décima: conquistarla con gente del club.
Se me antoja que ante este panorama, llega la hora de "volverse loco". De firmar a tipos jóvenes, o que propongan algo diferente a los modismos. De gente que no genere una catársis y construir desde lo que deja Mou. Cualquiera le mete esto en la cabeza  al "mourinhismo", pero me da que el Madrid tiene más opciones que el alto pedigrí. Con un poco de paciencia, puede ser la hora de leyendas blancas como Zidane, Laudrup o Hugo Sánchez, o de fajadores como Unai Emery, Quique Sánchez Flores o Joaquín Caparrós. Continuísmo en el estilo -o lo que quiera que tenga el Madrid-, y capaces de trabajar con la cantera. ¿Qué no han ganado nada?. Ya lo dijo Tácito: es poco atractivo lo seguro. En el riesgo, está la esperanza.

jueves, 2 de mayo de 2013

Barça: El atril y el conejo

"Nada hay que guste más a la gente de los héroes  que verlos caer". La frase, más o menos en esa literalidad, es de Willem Defoe en Spiderman. Pero representa a la perfección la injusticia con la que en las últimas horas s eestá tratando al Barça de Villanova, y en particular a este último, por la humillante y dolorosa derrota ante el Bayern de Münich en semifinales de la Champions.
De entrada, decir que ya en la ida tuve la sensación de que el conjunto muniqués es imparable, salvo a partido único. Le metió cuatro al Barça, pero en un correcalle de ida y vuelta no creo que le hubiera ido mejor a otro equipo que no fuera el equipo culé. Un conjunto temeroso, desdibujado, agarrotado. Sin fuerzas. Sin ánimos ni imaginación para reinventarse; una y otra vez maravillando con lo mismo hasta que, como el payaso olvidado, el truco ha dejado de tener gracia o todo el mundo ha descubierto que el conejo salía de un doble fondo tras el atril.
Ante esto, a Tito Vilanova se le pueden hacer reproches: una errónea preparación física que le ha servido para atesorar una impresionante renta en la primera vuelta, pero para llegar sin fuerzas y con la lengua fuera al tramo decisivo de la temporada. Y el mérito de la primera vuelta blaugrana es, no lo olvidemos, en comandita con el Real Madrid: cuatro derrotas en cuatro viajes a Andalucía en un club con un vestuario ardiendo por un quítame allá esos egos.
Pero visto con perspectiva, el barcelonismo podrá vender que fue eliminado por Bayern y Real en Champions y Copa, pero en semifinales y que el aplazamiento de La Décima hace menos doloroso el golpe. Que, a fin de cuentas, resultó campeón pese al escaso fondo de armario. Y todo ello en medio de la tormentosa situación personal de Vilanova; al igual que Johan Cruyff en su primera Liga, ausente buena parte de la temporada debido a una enfermedad afortunadamente superada o en trámites de.
Yo tampoco hubiera sacado a Messi contra el Bayern: arriesgarse a una rotura total del jugador para unos cuantos meses por intentar remontar un ¡4-0! al equipo alemán hubiera sido arrojarse a los pies de los caballos. Que a nadie le quepa duda de que si la gesta hubiera sido de menor calado o el Barça se va con 2-0 al descanso, Messi hubiera jugado. Y tanto.
La injusticia en el caso de Vilanova, como ocurrió con Cruyff o el Madrid de los galácticos, es que el público culé está demasiado bien acostumbrado. En los últimos veinte años, han pasado al final de Les Corts de ser un equipo que salvaba temporadas ganando el clásico en el Nou Camp o una Copa de vez en cuando a coleccionar Copas de Europa. Tiene a un vestuario con tipos que lo han ganado absolutamente todo; ya somos felices ¿ahora que hacemos?, dice el poema. Y me da la impresión de que nunca confiaron excesivamente en el; que quisieron prolongar el guardiolismo sin Guardiola.
Y dejo, para el final, una perversa reflexión. Cuando Juan Pablo II murió, el Cónclave eligió a Joseph Ratzinger, decano del Colegio Cardenalicio, como su sucesor.Muchos vieron (vimos) en el cardenal alemán a un mero continuista de la gestión de su antecesor en la Silla de Pedro. Pero Benedicto XVI demostró tener inquietudes e ideas propias, incluso distintas a las de su venerado antecesor. Posiblemente ello le enfrentó a la Curia. El final del pastor alemán lo conocemos todos. Vilanova, cual Papa emérito, también tiene su estilo de hacer las cosas. Y, como a Ratzinger, su falta del carisma ante la imagen de su predecesor le ha enfrentado a parte de la parroquia. ¿Habrá un momento Benedicto de Tito?. El tiempo lo dirá.
Fdo: Un bético con un marcado ramalazo merengue