martes, 23 de septiembre de 2014

Y Hyde se comió a Jekill

Hay veces en los que uno lamenta no dejar por escrito ciertas predicciones que hace en privado. Recuerdo una cena con compañeros hace algunos años en los que comenté mi sensación de que había algo en Alberto Ruiz-Gallardón que descolocaba. No podía ser que el que fuera secretario general de la AP de Fraga e hijo de una familia de abolengo en el anterior régimen pareciera, a veces, a la izquierda de Llamazares. O nos había ocultado su verdadero yo en los 80, o lo estaba haciendo ahora.
El alcalde de Madrid de los dos primeros fiascos olímpicos y los atentados del 11 M fue, finalmente, ministro. Y el Gallardón progre, que provocó algún sueño húmedo en cierta izquierda sólo de pensar en un capítulo de transfuguismo, murió. El -me temo- verdadero Alberto machacó a su rival. Hyde devoró a Jekyll.
Abandonado por los suyos, denostado por los de enfrente, tira la toalla uno de los políticos imprescindibles del último cuarto de siglo. Y al que, finalmente, le pudo la coherencia. No tiene sentido defender ahora un proyecto de ley modificado tras confiar su carrera política al texto original. Para delicia de Rouco Varela.