miércoles, 29 de marzo de 2017

Paco Sanz ¿único culpable?

No me voy a andar por las ramas. Paco Sanz y el padre de Nadia son dos auténticos hijos de puta. Han usado la buena voluntad de gente para lucrarse y llevar una vida de auténtico lujo cimentada sobre la mentira. Sobre el miedo y la esperanza de miles de enfermos de cáncer. De miles de familias con enfermedades raras que nunca acudieron a la plataforma solidaria o no gozaron del eco mediático y ahora se ven, injustamente, bajo el punto de mira.. Siento por ellos el mismo desprecio que por Lance Armstrong, que nos cautivó a todos con su historia de superación y dejó en añicos el símbolo que el mismo había construido. No para el ciclismo; el tejano era el ángel al que se encomendaban en las plantas de oncología de medio mundo.
A este tipo de personajes les reconozco la capacidad de llegar demasiado lejos, engañando a demasiada gente. Desde el parado o mileurista hasta el famoso. En las últimas horas, he percibido una sensación común entre todos los que han tenido la desgracia de cruzarse con el tal Sanz:  nos hubiera podido engañar a cualquiera. Famosos solidarios -doy fe de la bonhomía de Juan Ramón Lucas, Carlos Alsina, Sandra Ibarra o Santi Rodríguez- o trabajadores anónimos como una chica valenciana que quiso volcarse especialmente con el por su paisanaje y solo pide que la vida castigue alguna vez al personaje en la proporción en que la ha defraudado a ella. A ninguno los tengo por tontos. Al contrario. 
Pero ¿Sanz es el único culpable?. No. El personaje surge en una sociedad con gente supuestamente formada que cree que por compartir la foto de un chico etíope con los ojos a punto de reventar y el estómago hinchado alguien va a donar un dolar. Gente que comparte, sin molestarse en perder dos minutos más, fotos y montajes de niños desaparecidos o de salvajadas contra animales. ¿O soy el único al que le ha llegado que una tal Sonia gestiona una protectora en la que se sacrifica a un montón de gatos mientras se cobra por mantenerlos?.  Sonia es como Dios: omnipresente, puesto que su protectora está en Toledo, Murcia, El Ferrol o Ceuta, indiferentemente. Nos hemos creído que por compartir no se que articulado del Tratado de Roma ¿? las fotos de Facebook que subimos no van a ser manipuladas o usadas para fines espurios. Y si, todos hemos caído alguna vez en estas trampas.
Una sociedad que ha confundido la ayuda con la limosna. Reventamos teléfonos para comprarle una silla de ruedas o hacerle una rampa de acceso a su vivienda a cualquier chaval impedido de algún lugar. Bien, pero ¿nos hemos preguntado hasta que punto hemos decaído como país y se han reído nuestros gobernantes de nosotros como para que algo tan justo y elemental tenga carácter de hazaña social?. Un "toñimorenismo" que nos ha envuelto a todos. Principalmente a medios de comunicación: ¿cómo vamos a exigir pruebas de veracidad a un padre desesperado, como vamos a renunciar a una información que está ofreciendo todo el mundo y revolucionando cualquier red social?. ¿Cómo vamos a perder dos horas mirando algunas páginas o correos, con la de cosas qué hay qué hacer? ¿ Cómo resistirnos a ofrecer una foto tierna, un vídeo impactante o un audio sobrecogedor? Tengo el amargo e íntimo convencimiento de que no será el último caso que tengamos que digerir como el ricino. Y de que Paco Sanz o el padre de Nadia -malditos mil veces en mil vidas que vivieran- no son los únicos culpables. No. En el fondo, por mucho que nos duela, todos lo somos. 

viernes, 17 de marzo de 2017

"Tós por igual"

Decía Romano Prodi que "Europa no era vieja, sino sabia" como respuesta al desprecio de Donald Rumsfeld sobre la actitud de la Unión ante la Guerra de Iraq. No le faltaba razón al ex presidente de la Comisión, ex presidente de Italia y experto en conversaciones con el Más Allá: Europa es sabia, o debería serlo, no por capacidad sino a golpe de sangre y vísceras.
Una de los fenómenos más aterradores que, en los últimos tiempos contemplamos, es el de la generalización. El de la pixelización del colectivo. Sin salir del ámbito europeo, las últimas dos veces que alguien generalizó en nuestro continente acabamos con seis millones de judíos muertos en las cámaras de gas y un conflicto que desgarraba los Balcanes mientras el resto del mundo brindaba con champán sobre los restos del Muro de Berlín.
Generalizar, siempre, es la mayor de las injusticias. Y el principio hacia el buenismo, origen de todo fascismo. Ya sean menores extranjeros, catalanes muertos en un avión o vacunas que producen cáncel, según el intenné. Ahí tenemos los resultados.
La generalización siempre es errónea, aunque sea en positivo. Pensar que todos los refugiados o MENAS son unos seres desvalidos sin maldad es tan peligroso como considerar que todos son unos asesinos ávidos de sangre fresca. ¿Qué ejemplo de refugiado es el válido?. ¿El de los que han cometido espantosas violaciones en Colonia o el de los que evitaron un atentado en Alemania porque, precisamente, venían huyendo de aquel horror?. La simplificación de la política, entre "progresistas" y no progresistas. Conozco auténticos retrógrados que votan a la izquierda y gente de mentalidad avanzada que votan a la derecha. Y al revés.  Es como lo de ser del sur y saber bailar sevillanas o cantar flamenco. Si me arrancara por Farrucas, Morente o Camarón volverían del otro lado para maldecirme.
Los estibadores: unos héroes de la clase obrera o unos desaprensivos que les trae al pairo arruinar un país. ¿En qué quedamos?. Ahora mismo, a los únicos que quiero ver como entes similares, "tós por igual", es a los costaleros de la próxima Semana Santa. Por cierto: a quien no le guste, que no mire. Tan difícil no es.