sábado, 18 de agosto de 2012

El míster, el catalán y la noche más larga

El 6 de junio de 1944, la mayor tropa jamás reunida desde la fallida conquista británica de Cartagena de Indias desembarcaba en las Playas de Normandía. El mundo no había conocido jamás tan formidable coalición: miles de hombres comandados por el general Dwight Eisenhower aprovecharon el despiste de los alemanespara asestar a los nazis el golpe definitivo. Hay muy pocos testimonios gráficos de aquel desembarco: algunas fotografías del inigualable Robert Kapa, la mitad de cuyo trabajo quedó velado ante la torpeza de un ayudante de laboratorio o las de Joao Saldanha. Curioso personaje este último: de fotógrafo comunista pasó, veinticuatro años después, a ser seleccionador de Brasil.  Fue a una rueda de prensa como periodista y salió como seleccionador anunciando, dos años antes, los componentes del mítico Brasil de Méjico 70; quienes serían titulares y quienes suplentes. Saldanha fue cesado meses antes del mundial; le sustituyó Mario "Lobo" Zagallo, cuyo activismo político era, desde luego, menos peligroso  para la dictadura brasileira que el viejo comunista.  Pero casi un cuarto de siglo antes, Saldanha fue testigo directo, trabajando para una publicación comunista, de la muerte de 250.000 hombres.
Joao Saldanha

Mi alma friki hace que Saldanha y Kapa completen mi imaginario podio de personajes favoritos de aquella fecha. Pero siempre por detrás del verdadero artífice: Juan Puyol García, un catalán que había desertado de la República al franquismo en plena guerra civil para arrepentirse después. Garbo, como se le apodó por sus dotes artísticas, luchó en dos guerras en dos bandos sin pegar un tiro. Arrepentido, convenció a los británicos para hacerse pasar por doble agente y, gracias a su febril imaginación, diseñó toda una suerte de espías, contactos y residencias con las que sometió a los alemanes al mayor engaño de la historia. En conclusión: convenció a los alemanes que el desembarco se produciría más al norte y más tarde de lo que finalmente fue. Pero tal fue su engaño que, cuando los soldados de la coalición desembarcaban tierra adentro, el III Reich le otorgaba su máxima distinción en tiempos de guerra. Lo que sumado al posterior reconocimiento del Imperio Británico convierte a nuestro compatriota -que hubiera cumplido 100 años el pasado 14 de febrero- en el único caso conocido de  condecorado por dos bandos enfrentado en tiempos de guerra. E, insisto, sin dar un sólo tiro.
Juan Puyol "Garbo"

Desde aquella noche de muerte, sangre y dolor en Normandía, los gobiernos del mundo celebran cada 6 de junio el triunfo de la civilización frente a la barbarie. Incluyendo el gobierno del país derrotado, Alemania, que ha sabido librar una ejemplar batalla contra lo peor de si mismos desde aquellos momentos.
Kapa, Saldanha, Eisenhower,  Garbo  y tantos protagonistas de la noche más larga de todos los tiempos murieron. Otros son aún transmisores de aquel principio de junio: de las penalidades y miedos, angustias o fobias. Pero todo el mundo tiene claro que aquello fue historia, que hay que recordar y que, objetivamente, las cosas acabaron de la mejor manera posible.
 La historia y sus analisis han de quedarse  para los estudiosos, aficionados y profesores, divugarse y darse a conocer. Otra cosa sería agitar la historia en función de no se que intereses políticos. Vamos, como si nosotros ahora declaramos la guerra a Italia por el suplicio de Viriato. El resultado, en tal supuesto, oscilaría entre el esperpento, la mezquindad y la falta de rigor e imaginación.  Sobre todo porque, cuanto más lejos estamos de ciertos pasajes de la historia, menos sentido tiene tratar de reescribirlo buscando un (desesperado) motivo de notoriedad política....

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