Si algo quedó claro del debate de anoche, es que la generación de dirigentes que recuerda la muerte de Francisco Franco está amortizada. La que más difícil lo tenía a priori, Soraya Sáenz de Santamaría, confirmaba ser el único relevo posible y lícito para el último marismeño. No hay una sola comisión interministerial que no haya presidido la vicepresidenta más poderosa de la historia. Y su llegada a La Moncloa - tal vez inminente- sería un cierre de círculo perfecto para La Gloriosa.
Sin que me apasione el personaje, creo que el ganador fue Pablo Iglesias. Era el que más complicado lo tenía, tras tantos virajes ideológicos y los últimos debates con Albert Rivera, al que esperaba mejor y que careció anoche de la "magia" de anteriores ocasiones. El líder de Podemos olió sangre en el PSOE, desacreditó el liderazgo interno de Pedro Sánchez y se reivindicó como único portavoz del 15 M. Su minuto final, dibujando un país de abusos y víctimas a las que devolver la esperanza, fue demoledor. Si hacemos un paralelismo con el fútbol, jugó al ataque total sabiendo que la defensa ni siquiera le garantizaba el empate. Lo que no le exime de errores: Andalucía no sólo nunca quiso ser independiente, sino que es la piedra angular de España y el ya famoso "gromenauer" que emplea a Jordi Sevilla. Y se permitió anunciar un referéndum sobre Cataluña, buscando ser la fuerza más votada al este del Ebro. Si llega a La Moncloa, creo que este será su "OTAN, de entrada no". Escrito queda.
Sánchez sobrevivió como pudo, yendo de menos a más y jugando el rol mas presidenciable de los cuatro. Coincido con el en que el asunto de Siria es demasiado importante como para dirimirlo en una campaña electoral. El cuñadismo y la geopolítica nunca fueron buena mezcla. Y, de paso, Andrés Herzog tuvo su minuto de oro con la llegada de la vicepresidenta, lo que reactiva sus opciones de estar en el Congreso. Vale que Rosa Díez lejos de seducir te abroncaba, pero el partido que sentó en el banquillo a Rato, judicializó las preferentes y quebró el bipartidismo merece mejor suerte que quedarse fuera del parlamento.
Me gustó la sintonía entre los cuatro en asuntos como el maltrato o la Educación. Siguen sin entender que el problema no es el Senado, sino el Congreso: sólo tendría sentido la Cámara Alta si la Baja se elige mediante circuito único. Más allá de las interrupciones, fue un debate elegante sin juego subterráneo. Y el caso es que la ausencia de Rajoy se prestaba a ello.
¿Y en Ceuta?. Bien, gracias. Los partidos siguen visitando barriadas como si de unas municipales se tratase, lo que constata una vez más la inutilidad de campañas tan largas y tan de los 80. Un debate como el de anoche moviliza más que todos los puertas a puertas del mundo.Por cierto, sobre Ceuta, algunos datos. Salvo en la primera victoria de Aznar y las dos de El Ausente, el ganador en la Ciudad Autónoma siempre ha sido el mismo que a nivel nacional. La victoria más ajustada fue de la del PSOE frente a un PP emergente de 1989 y la más amplia la de los populares de 2011, superando en 46 puntos -66 a 20- a los socialistas. Quien gana el Congreso siempre gana los dos escaños en el Senado. El PSOE siempre ha estado entre las dos primeras posiciones, a excepción de 2000, desplazado por el GIL. ¿Cambiará algo en esa estadística?. Me da que los periodistas podemos tener unas navidades bastante atareadas...
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