1) Cuando un equipo asume que es mejor celebrar triunfos propios que derrotas ajenas, firma un contrato con el éxito. Cuando se recuperan valores de club, los laureles reverdecen. Ese es el éxito del Atlético: campeón de Liga y subcampeón de Europa. Que estén de vuelta en la élite es de celebrar
2) Eso mismo es válido para un Real Madrid demasiado acomodaticio en los últimos años. En algún lugar de ese vestuario, entre caras gominas y fichajes multimillonarios, aún vivía la forja del barro en la que se cimienta su leyenda
3). Magistral el Atlético como Ancelotti en los cambios. Isco dió más circulación al balón y Marcelo obligó al Atlético a renunciar a las bandas. Morata necesita madurar, pero esta final demuestra, pese a la victoria, que Benzemá no es jugador para el Madrid
4) El Atlético dejó respirar a su rival cuando este besaba la lona. Dejó a Modric suelto, aflojó en defensa y trató de perder tiempo durante toda la segunda mitad. Caro y excesivo lujo para un Madrid que jugaba, a fin de cuentas, su competición.
5) Finalmente, Ancelotti es el domador de fieras que nos vendieron hace un año. Yo dudaba, y ahora me retracto, sobre si era o no el entrenador adecuado. Ahora bien: la historia de 10 Copas de Europa no merece numeritos como el de Cristiano enseñando los músculos -marcó, de penalti, cuando el partido estaba ganado; no apareció antes- ni el de Florentino cual hincha en el palco. La mujer del César no sólo debe ser honrada, sino parecerlo
PD: Lástima que Gales no vaya al Mundial. Porque, a día de hoy, el Balón de Oro debería estar entre Gareth Bale y Diego Costa.
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